Mitos y
realidades de la píldora abortiva
Ni sana ni segura, según
un nuevo libro
Uno de los
primeros actos del nuevo gobierno de Italia ha sido anunciar el visto bueno a
las pruebas utilizando píldoras abortivas. Las píldoras aparecen con toda una
variedad de nombres, mifepristone, Mifeprex y RU-486. La ministra de sanidad,
Livia Turco, anunció que algunos hospitales tendrían la posibilidad de importar
las píldoras para experimentos, informaba el 23 de mayo el Corriere della
Sera.
La decisión
invierte la prohibición a los experimentos del gobierno anterior, tras un debate
sobre el tema el año pasado.
El anuncio
ha atraído protestas inmediatas. Francesco D’Agostino, presidente del Comité
Nacional de Bioética, aunque no ha ido tan lejos como para condenar
completamente el uso de la píldora abortiva, observaba que, al contrario de lo
que a primera vista parece, la píldora no es tan sana para las mujeres y que su
uso implica riesgos objetivos.
Un editorial
del 24 de mayo del periódico semioficial del Vaticano, L’Osservatore Romano,
declaraba que la decisión añade otra arma al arsenal contra la vida. También
criticaba la rapidez con que se ha tomado la decisión, y la falta de esfuerzo
alguno por escuchar las opiniones contrastadas sobre un tema tan
discutible.
La decisión
de Italia tiene lugar tras la creciente preocupación en Estados Unidos por
la RU-486.
Se ha relacionado la píldora con cuatro muertes en California y
una en Canadá. Las muertes fueron resultado de infecciones bacterianas,
facilitadas, según algunos expertos, por el uso de la
píldora.
El 11 de
mayo, se reunieron algunos científicos para discutir qué papel pudo haber jugado
la píldora en dichas muertes, informaba el mismo día Associated Press. Se
dividieron las opiniones, según el reportaje, con algunos que sostenían que el
uso de la RU-486 permitía la propagación de la bacteria, y otros pidiendo más
investigaciones antes de tomar una decisión.
Mayor riesgo
de muerte
James
McGregor, un profesor de obstetricia de la Centro de Ciencias Sanitarias de la
Universidad de Colorado, afirmaba que el riesgo de muertes por los abortos
médicos iguales a los causados por la píldora es de 1 de cada 80.000. Es un
número notablemente superior al de 1 por millón de los abortos quirúrgicos.
“Recomiendo que reduzcamos o eliminemos el mifepristone, o al menos lo
consideremos”, declaraba, citado por Associated Press.
En el
congreso, el subcomité de la cámara para derecho penal, política de drogas y
recursos humanos también recibió evidencias sobre los peligros que implica la
píldora, informó el 17 de mayo
el Washington Post.
“Considerando las
evidencias que tenemos sobre muertes y graves efectos secundarios, el fabricante
de este medicamento debería haberlo retirado del mercado hace mucho tiempo”,
afirmaba Michelle Gress, consejera del subcomité y portavoz de su presidente,
Mark Souder.
Souder es
uno de los 83 promotores de una ley que forzaría a retirar del mercado el
medicamento. La ley tiene el nombre de “Ley de Holly”, en homenaje a Holly
Patterson, una californiana de 18 años que murió por una infección tras tomar la
píldora.
Según un
informe preparado por el personal del subcomité, la Administración
norteamericana para la Alimentación y los Medicamentos (FDA) “ha reconocido las
muertes de ocho mujeres asociadas al medicamento, nueve incidentes de peligro de
muerte, 232 hospitalizaciones, 116 transfusiones de sangre, y 88 casos de
infección”. El informe observaba que estos y otros casos se añaden a un total de
950 avisos de sucesos adversos hasta el 31 de marzo.
Hasta una
fuente inusual ha expresado su preocupación por la RU-486: un editorial del New
York Times. Los informes sobre muertes de mujeres, comentaba el editorial del 10
de abril, “están haciendo que el tratamiento basado sobre la RU-486 parezca
menos atractivo de lo que una vez se pensó”.
Aprobación
en Australia y el Reino Unido
A pesar del
creciente número de evidencias sobre los peligrosos efectos secundarios de la
píldora, siguen adelante los planes de importar la RU-486 a Australia. A principios
de año el parlamento federal quitó al ministro de sanidad la capacidad para
bloquear las importaciones de la píldora, entregándosela a la Therapeutic Goods
Administration, el equivalente al FDA
estadounidense.
Según un
reportaje en el Courier Mail del 6 de junio, un periódico del estado de
Queensland, las mujeres locales serán las primeras del país en tener acceso a
la RU-486.
Caroline de Costa, una obstétrica de la ciudad de Cairns,
declaró haber recibido la aprobación para tener píldoras disponibles el mes
próximo. De Costa planea importar de Nueva Zelanda partidas de las
RU-486.
En Gran
Bretaña, las cifras han revelado que las píldoras sumaron 10.000 abortos en el
2005. Los datos proceden de BPAS (British Pregnancy Advisory Service), la
organización que más abortos practica del país, informó el Times el 29 de mayo.
Las píldoras suman un tercio de los 32.000 abortos practicados por BPAS el año
pasado a mujeres en las nueve primeras semanas de
embarazo.
La directora
ejecutiva de BPAS, Ann Furedi, contestó a las críticas sobre el uso
indiscriminado de la píldora abortiva. Citada en un artículo publicado el 5 de
junio en la página web “Spiked”, Furedi declaró que el medicamento era un
“método de aborto médico seguro, digno de confianza y
efectivo”.
Fábulas
No es lo que
dice un libro publicado esta semana en Italia: «La historia del aborto fácil:
Mitos y realidades de la
píldora RU486» («La favola dell’aborto facile: Miti e realtà
della pillola RU486).
El libro,
bien documentado, destaca un fenómeno interesante en Italia: el creciente
acercamiento entre las feministas y los defensores de la vida. La coautora Eugenia Roccella
viene de un ambiente fuertemente de izquierdas, con un trasfondo no religioso.
También ha sido una figura clave del movimiento de liberación de la mujer en la
Italia de los setenta. La otra coautora, Assuntina Morresi, es una católica pro
vida.
Las dos
aunaron fuerzas para publicar el libro, que reúne la última información sobre
los peligros planteados por el uso de la píldora abortiva, tanto físicos como
psicológicos.
El objetivo
clave del libro es disipar la noción de que tomar la píldora abortiva es una
forma de solución fácil. Algunos pro vida temen que la píldora haga que el
aborto sea algo demasiado conveniente. Y quienes están a favor del aborto la
defienden como una alternativa fácil al procedimiento
quirúrgico.
De hecho,
explican Roccella y Morresi, los abortos por medios químicos son más largos,
difíciles e inciertos que su alternativa quirúrgica. Usar la píldora abortiva
requiere repetidas visitas a una clínica. Y sólo en el 3% de los casos tiene
lugar el aborto en las 48 horas posteriores a la toma de la primera píldora,
según los datos del FDA.
La píldora
normalmente también causa síntomas como dolores y calambres abdominales, náusea,
hemorragias, dolores de cabeza y vómitos. La parte más dolorosa del proceso,
cuando el feto es finalmente expulsado del cuerpo de la madre, puede durar
horas.
Según las
autoras, una estimación conservadora del número de muertes en el mundo debidas a
abortos químicos alcanzó las 13 (hasta finales de marzo). La cifra verdadera
podría ser más alta, observa el libro, puesto que en general los medios han
preferido mirar a otra parte a la hora de informar de las muertes y otros
problemas debidos a la píldora.
Los efectos
secundarios de la píldora van más allá de los meramente físicos. Muchas mujeres,
el 56% según un estudio citado en el libro, ven realmente el cadáver del feto
abortado. Esta experiencia traumática puede dar lugar a pesadillas y a recuerdos
dolorosos en las mujeres. Si la píldora no acaba siendo antes fatal.
Fuente: Zenit,
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