Dudas sobre los preservativos
La ciencia se
cuestiona su eficacia para frenar el VIH/Sida
La Iglesia católica ha sido criticada desde hace
tiempo por su oposición a la promoción del preservativo como parte de los
programas de prevención del Sida y de las campañas de «sexo seguro». Pero la
oposición a los preservativos no significa que la Iglesia no se preocupe por el
Sida. El año pasado, la ministra de sanidad de Kenia, Charity Ngilu, elogió a la
Iglesia por su papel en la lucha contra el VIH y el Sida, informó el 17 de
agosto el Catholic Information Service for Africa.
Ngilu alabó a la Iglesia católica por su enfoque en
tres áreas importantes: la prevención a través del conocimiento y promoción de
un cambio de comportamiento; el cuidado y tratamiento de las personas que viven
con el VIH/Sida; y el apoyo social y económico a quienes están infectados y
afectados por la plaga.
Y la información hace poco publicada muestra la
sabiduría del rechazo de la Iglesia a respaldar los preservativos. La revista
Studies in Family Planning publicaba en marzo una amplia revisión de la
literatura científica sobre el tema de los preservativos.
El artículo,
«Condom Promotion for AIDS Prevention in the Developing World: Is It Working?»
(Promoción del Preservativo para la
Prevención del Sida en el Mundo en Desarrollo: ¿Funciona?), tenía como autores a
Norman Hearst, profesor en la Universidad de California, y a Sanny Chen, una
epidemióloga del Departamento de Sanidad de San Francisco. El artículo observaba
que «medir la eficacia del preservativo es casi imposible». Una cifra de su
eficacia aceptada comúnmente la sitúa en el 90%, afirma el
artículo.
Pero esto no es suficiente para que los preservativos
sean efectivos en la prevención del Sida. Por ejemplo, observa el artículo: «En
muchos países del África subsahariana, los índices de transmisión del VIH han
seguido siendo altos a pesar de los altos índices de utilización de
preservativos». Los autores admiten que «no hay todavía un ejemplo claro de un
país que haya parado una epidemia generalizada principalmente por medio de la
promoción del preservativo».
El éxito observado en Uganda para reducir el
predominio del Sida se ha debido a un programa que se centró en retrasar la
actividad sexual entre adolescentes, promoviendo la abstinencia, respaldando la
fidelidad a una única pareja, y la utilización del preservativo. La promoción
del preservativo ha sido lo último en orden de importancia, observaba el
artículo.
Hearst y Chen explican que la creciente utilización
de preservativos no ha sido la responsable de la caída del Sida entre los
ugandeses. «La principal causa de la caída de la incidencia en Uganda ha sido
una bajada sustancial en el número de compañeros sexuales casuales», escribían.
Su artículo también atribuye la caída del VIH entre las mujeres embarazadas en
zonas de Zambia y Tanzania a la reducción en el número de compañeros
sexuales.
En otro artículo, un grupo de expertos en VIH
expresaban la necesidad de un mayor énfasis en el cambio del comportamiento
sexual. «Parece obvio», afirmaba un artículo del 10 de abril en el British
Medical Journal, «pero allí no habría ninguna pandemia global de Sida si no
hubiera relaciones sexuales múltiples». El artículo se titulaba «Partner
reduction is crucial for balanced ‘ABC’ approach to HIV prevention» (La
reducción de compañeros es crucial para un acercamiento primario a la prevención
del VIH).
Los autores explicaban que un alto número de parejas
sexuales es «un elemento determinante crucial en la extensión de las infecciones
transmitidas sexualmente. Además, la transmisión del VIH se facilita por la
presencia de otras afecciones sexuales, que a su vez se multiplican al tener
múltiples parejas».
El artículo también observa que, aunque se ha dado el
mérito a los preservativos en la reducción de los altos niveles de infección de
VIH en Tailandia, su uso se acompañó también «de una fuerte reducción» en el
número de compañeros sexuales.
En cuanto a la campaña en Uganda, los autores
establecen que es difícil probar una unión causal directa entre la promoción de
la monogamia y la caída en los índices de VIH, aunque «parece probable que ha
sido crucial para el éxito».
El artículo observaba que, a pesar de las evidencias
de cómo la reducción de compañeros y la monogamia pueden reducir la extensión
del VIH, muchos programas prestan poca atención a lo que esto significa.
«Creemos que es imperativo que en las actividades en curso se comiencen a
incluir (y a evaluar rigurosamente) mensajes sobre la fidelidad mutua y la
reducción de compañeros para cambiar el comportamiento sexual», comentaban los
autores.
No tan seguro
También se han arrojado dudas sobre la confianza de
los preservativos en los programas de «sexo seguro». En los Estados Unidos,
tienen lugar más de 15 millones de casos de enfermedades de transmisión sexual
cada año, según el doctor Joe McIlhaney Jr., presidente del Instituto Médico de
Salud Sexual, una organización sin ánimo de lucro con sede en Austin,
Texas.
Escribiendo en el Atlanta Journal-Constitution el
pasado 25 de agosto, McIlhaney observaba que las consecuencias de confiar en los
preservativos pueden ser graves. Una enfermedad de transmisión sexual
ampliamente extendida, el papilomavirus humano (VPH), causa más del 90% de los
cánceres cervicales que, en el 2001, mataron a unas 4.100 mujeres en Estados
Unidos.
«Basándonos en la ciencia y sólo en la ciencia, sólo
hay una conclusión: los preservativos no hacen el sexo suficientemente seguro»,
comentaba McIlhaney. «Aunque los preservativos pueden reducir algo el riesgo,
suelen dejar vulnerables a los individuos a una infección de una enfermedad de
transmisión sexual».
Sus argumentos recibieron el apoyo de un informe para
el Congreso de Estados Unidos del año pasado de los centros federales para el
control y prevención de enfermedades. La directora de estos centros, la doctora
Julie Gerberding, afirmaba que la mejor forma de evitar el VPH «es tener un
único compañero sexual no infectado», informaba el 3 de febrero el Washington
Times.
El informe recomendaba que los hombres y mujeres que
no tuvieran una relación monógama redujeran el número de compañeros sexuales. El
informe también observaba que muchos estudios muestran que los preservativos no
previenen la extensión del VPH.
Silencio extraño
La promoción de la abstinencia recibió incluso apoyo
en un largo artículo publicado en la New York Times Magazine del 13 de junio.
Escrito por Helen Epstein, investigadora en el Centro para la Salud y el
Bienestar de la Universidad de Princeton, el artículo observaba que muchos de
los esfuerzos orientados a detener la extensión del VIH han obtenido resultados
decepcionantes.
Epstein explicaba que ignorar la necesidad de
promover la fidelidad en las relaciones sexuales «bien puede haber minado los
esfuerzos para luchar contra la epidemia». Indicaba: «Los documentos de
planificación del gobierno, los informes de las agencias de Naciones Unidas, las
campañas de concienciación sobre el Sida y los curriculums educativos sobre el
Sida guardan un extraño silencio sobre el tema».
Un ejemplo es la situación en Botswana. El Washington
Times del 17 de junio describía cómo Tsetsele Fantan, líder de African
Comprehensive HIV/AIDS Partnerships, financiado por el gigante farmacéutico
Merck & Company y por la Fundación Bill & Melinda Gates, se sintió
desconcertado al llevar a un visitante a una escuela primaria, cuyas paredes
tenían carteles sobre el uso de los preservativos y cuyos niños cantaban
canciones sobre los profilácticos.
«A tal edad, deberían haber cantado sobre ‘decir no
al sexo’», afirmaba Fantan. «El mensaje debería haber sido sobre la abstinencia.
Necesitamos enfocar mejor nuestro mensaje».
Kgomotso Ntsatsi, que dirige el Programa Cristiano de
Intervención contra el Sida que promueve la abstinencia, explicaba que ella
necesita más apoyo financiero para propagar el mensaje, informaba el artículo.
«Los preservativos es la primera cosa en la que piensa la gente. Nunca se paran
a pensar si funcionan», afirmaba. «Ha erosionado nuestra cultura de forma
terrible. Los preservativos traen mucha más infidelidad y muchos más embarazos
tempranos. Ahora parece que todo el mundo es promiscuo».
De hecho, hay signos de que muchos gobiernos están
despertando a la necesidad de promover la abstinencia. Hace poco, Zambia
prohibió la distribución de preservativos en las escuelas, informó el 15 de
marzo la BBC. El ministro de educación Andrew Mulenga explicó que los
preservativos animaban a los jóvenes a tener sexo premarital. Cerca de 120.000
zambianos mueren de Sida cada año, según cálculos de las Naciones
Unidas.
La BBC citaba a Mulenga diciendo que a los
estudiantes «se les debería aconsejar el abstenerse de sexo como una medida para
luchar contra la enfermedad, en vez de animarles a utilizar los preservativos lo
que promueve la inmoralidad».
La oposición de la Iglesia católica a los
preservativos no se basa en estudios médicos. Más bien, dimana de un análisis
profundo de la necesidad de integrar la sexualidad en una relación exclusiva y
permanente que esté abierta a la vida en el contexto del matrimonio. La
sabiduría de esta postura se está volviendo cada vez más clara.
Fuente Agencia Zenit,
03/07/2004