Las amargas píldoras
anticonceptivas
Abundan
las evidencias sobre sus peligros, pero la venta continúa
LONDRES,
18 mayo 2002 (ZENIT.org).- Evidencias recientes señalan el
peligro que plantean las píldoras anticonceptivas para la salud de las mujeres,
incluyendo las de última generación.
En
la entrega del 13 de abril del British Medical Journal, se publicaba un artículo
informando sobre el hecho de que su propia asociación profesional aconsejaba a
los médicos holandeses no prescribir un nuevo anticonceptivo oral de baja dosis,
comercializado con el nombre de Yasmin, hasta que las investigaciones
establezcan si es seguro como otras píldoras
anticonceptivas.
El
nuevo anticonceptivo ya ha estado disponible en algunos países europeos desde el
2000, y fue aprobado, en mayo del 2001, por la Administración de Estados Unidos
para la Alimentación y los Medicamentos.
Una
chica holandesa de 17 años, que había estado tomando Yasmin, murió de una
trombosis venosa. Aunque no se ha demostrado que exista relación con el Yasmin,
en Europa se han dado 40 casos de trombosis venosa, dos de ellos fatales, entre
mujeres que toman Yasmin, observaba el British Medical
Journal.
Hablando
en una radio holandesa, Frits Rosendaal, profesor de epidemiología médica en el
Centro Médico de la Universidad de Leiden, decía del Yasmin: “No tengo certeza
de que sea absolutamente seguro”. Expresó su alarma sobre los 40 casos hechos
públicos voluntariamente por doctores justo después de que el anticonceptivo
fuera comercializado.
Casi
a la vez, el 12 de abril el Times de Londres publicaba un reportaje sobre cómo
la nueva píldora anticonceptiva llevó a la muerte a Claire Louise Stanley, de
quince años. La chica desarrolló una grave trombosis venosa en las piernas tras
tomar la píldora, muriendo de un coágulo masivo en los pulmones, descrito por un
doctor como el más grande que había visto nunca.
Cuatro
doctores, que examinaron a la muchacha, no pudieron relacionar su estado con el
anticonceptivo oral de segunda generación, Cilest, hasta después del fatal
desenlace. Cilest, según el Times, está de moda entre las adolescentes de
Estados Unidos porque también ayuda a aclarar la piel.
Inglaterra
ha sido testigo también, a inicios de este año, de un proceso legal sobre los
peligros para la salud de los anticonceptivos. El Guardian informaba el 27 de
febrero que había llegado a la Corte Suprema una demanda presentada por cien
mujeres. Se espera que el proceso dure unos cinco meses.
Los
anticonceptivos bajo sospecha pertenecen al grupo de píldoras anticonceptivas de
“tercera generación”, e implican a tres fabricantes: Schering Healthcare,
Organon Laboratories y Wyeth. Las mujeres, implicadas en este caso, eran
adolescentes y de veinte o treinta años, y estaban todas en perfecto estado de
salud, antes de tomar los anticonceptivos. Siete de ellas murieron por culpa de
los anticonceptivos, mientras que las demás han sufrido daños serios a su
salud.
El
Guardian explicaba que se esperaba que las píldoras de tercera generación,
introducidas en los 80, reducirían los riesgos para la salud. Pero en 1995, el
guardián farmacéutico del gobierno británico, el Comité para la seguridad de los
medicamentos, tras comprobar los resultados de tres estudios, publicó un aviso
para que las nuevas píldoras no fueran la primera opción.
Un
análisis de siete investigaciones, desarrolladas desde 1995, divulgado por el
British Medical Journal el año pasado, concluía que las píldoras de tercera
generación conllevan 1,7 veces más riesgo de coágulos de sangre potencialmente
fatales que las de segundo generación, aunque el riesgo aumenta para quienes
usan anticonceptivos por primera vez.
El
3 de marzo, el Sunday Times publicaba una parte de las pruebas que demuestran
los peligros de las píldoras de tercera generación. El periódico revelaba que un
estudio interno de la compañía farmacéutica Wyeth había encontrado que estas
píldoras, usadas por cientos de miles de mujeres del Reino Unido, causaban casi
el doble de trombosis venales serias que las primeras versiones del
medicamento.
Este
problema afecta a 8 de cada 10.000 mujeres que usan las píldoras de tercera
generación, informaba el Sunday Times. Wyeth llevó a cabo, durante siete años,
un estudio sobre 3.285 mujeres, usando información de la Base de Datos General
Británica para la Investigación Práctica.
Riesgos
crecientes de cáncer
El
26 de marzo, la BBC informaba de que las mujeres que habían tomado píldoras
anticonceptivas en cualquier etapa de sus vida tenían un riesgo mayor de
desarrollar cáncer de mama. El riesgo se elevaba un 26%, en comparación con las
mujeres que nunca habían usado anticonceptivos.
Además,
la última investigación mostraba que, quienes habían tomado píldoras durante
largos periodos de tiempo, sufrían un riesgo de padecer cáncer de mama aumentado
en un 58%, en comparación con quienes nunca las han utilizado. El aumento de
riesgo más alto, un 144%, lo sufrían las mujeres mayores de 45 años que todavía
seguían usando la píldora.
El
Dr. Merethe Kumle, que realizó la investigación, afirmó: “Está claro que los
anticonceptivos orales aumentan el riesgo de la mujer de desarrollar cáncer de
mama, especialmente cuando se utilizan en las últimas fases de la vida
reproductiva”.
El
estudio se presentó en la tercera Conferencia Europea sobre Cáncer de Mama, que
tuvo lugar en Barcelona, España, y utilizaba datos recogidos de 103.000 mujeres
entre los 30 y los 49 años de edad. El Dr. Kumle del Instituto de Medicina
Comunitaria en Tromso, Noruega, ha colaborado con investigadores de Suecia y
Francia para determinar los datos del estudio Estilo de Vida de las Mujeres y
Salud, llevado a cabo en Noruega y Suecia.
La
mayoría de las mujeres que habían tomado la píldora habían estado utilizando las
marcas más modernas actualmente prescritas por los
médicos.
El
mismo día que salió el reportaje de la BBC, Associated Press presentó una
información sobre los riesgos de cáncer cervical que sufren quienes utilizan
anticonceptivos orales. Según un informe del diario médico The Lancet, las
mujeres infectadas por el virus común de transmisión sexual del papiloma (HPV)
tienen un alto riesgo de desarrollar cáncer cervical, si han estado consumiendo
durante más de cinco años píldoras de control de
natalidad.
El
estudio fue llevado a cabo por la Agencia Internacional para la Investigación
del Cáncer, una rama de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los
investigadores reunieron datos de ocho estudios recientes sobre 3.769 mujeres de
cuatro continentes. De ellas, 1.853 tuvieron cáncer cervical, y 1.916
no.
Los
investigadores de la OMS descubrieron que habían tomado la píldora tenían más
riesgos de ser portadoras del HPV. Aquellas que estaban infectadas con HPV, que
habían usado píldoras de control de natalidad durante un total de cinco años o
más, corrían tres veces más riesgo de desarrollar cáncer cervical que las
mujeres infectadas de HPV que nunca habían tomado la píldora. Este creciente
riesgo persistía durante más de 14 años después de haber dejado de usar
anticonceptivos.
Las
mujeres tienen cerca de un 1% de posibilidades de desarrollar cáncer cervical.
Según los nuevos descubrimientos, tomando la píldora durante cinco años o más se
elevaría la posibilidad hasta cerca de un 3% y, tomándola durante un total de 10
años, hasta cerca de un 4%.
Se
diagnosticó cáncer cervical a casi 360.000 mujeres en el mundo en 1990, el
último año del que se tienen cifras disponibles. De ellas, 190.000 murieron de
la enfermedad. Éste es el segundo cáncer más común en las
mujeres.
También
se ha hecho pública información reciente sobre los peligros de la píldora
abortiva RU-486. Danco Laboratories, que hace la RU-486, ha enviado una carta
informando a los médicos que seis mujeres han desarrollado enfermedades serias y
dos han muerto, tras tomar el medicamento para inducir el aborto, informaba el
18 de abril el Washington Post.
Según
la carta de la empresa, no se ha establecido ninguna relación causal entre el
medicamento y la enfermedad en ninguno de los casos. A pesar de todo, la
compañía estaba lo suficientemente preocupada como para poner en alerta a los
médicos que recetan este producto, y pedirles que le informen de cualquier
suceso adverso serio en las mujeres que utilizan el medicamento. Las mujeres que
esperaban que los anticonceptivos y abortivos les trajeran la “liberación”
pueden sufrir ahora riesgos que no sospecharon.
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