Suecia: meten en la cárcel a un
pastor por no aceptar la homosexualidad
"A menos que la verdad sea
libre, no hay Libertad"
Se multiplican los casos por todo el mundo: basta disentir del
pensamiento homosexualista para ser legalmente denunciado por “incitar al odio".
El pastor pentecostal Ake Green ha sido condenado a un mes de cárcel en Suecia
por haber descrito así la homosexualidad en un sermón: “anormal, un horrible
tumor canceroso en el cuerpo de la sociedad". Pese a que no se insultaba a las
personas con atracción por el mismo sexo , Green fue acusado tras su sermón, en
enero, y condenado ahora a un mes de cárcel según una antigua ley contra la
“invitación a la violencia". Básicamente, su sermón consistía en citar lo que
la Biblia
dice de la homosexualidad, en concreto 1 Corintios 6,9: “los homosexuales no
heredarán el Reino de Dios".
Líderes pentecostales y evangélicos de Suecia creen que la pena de cárcel
establece “un grave precedente contra la libertad religiosa y la libertad de
expresión” y recuerdan que cuando los líderes homosexuales atacan o insultan a
las iglesias “nunca han recibido ninguna censura o pena". Por su parte, el
fiscal Kjell Yngvesson justificó la pena en el diario cristiano KYRKANS TIDNING
diciendo: “uno puede tener la religión que quiera, pero esto era un ataque
frontal contra los homosexuales; recoger citas bíblicas sobre este tema como ha
hecho el pastor Green es incitación al odio".
Hablar de gays resulta
peligroso
El
caso del pastor Green es sólo uno más en una serie de episodios que se vienen
registrando. En octubre de 2001, fue multado el pastor inglés Harry Hammond (550
dólares, más 725 en gastos legales). Se le acusaba de incitar a la violencia y
alterar la paz, por ir por la calle con un cartel pidiendo a los homosexuales
que se arrepintiesen, cartel que enfureció a una banda de homosexuales que le
golpearon (pero nunca fueron juzgados).
Peter Forster, obispo anglicano en Chester, Gran Bretaña, expresó el
otoño pasado que “algunas personas que son primariamente homosexuales pueden
reorientarse ellas mismas". Fue denunciado e investigado formalmente por la
policía bajo la legislación de “crímenes de odio” y reprendido por la justicia
local (The Telegraph, 11/10/03)
El
Cardenal Gustaaf Ojos, de Bélgica, explicó la enseñanza católica en una revista
belga y se enfrenta ahora a una denuncia bajo las leyes “anti-discriminación”
del país. (CWNews.com, 26/01/04).
En
Irlanda, el lobby gay amenazó con denunciar al clero irlandés por distribuir las
instrucciones del Vaticano del año pasado sobre las uniones homosexuales (The
Irish Times, 02/07/03).
En
Canadá, el dueño de una imprenta, Scott Brockie, se negó en 1999 a imprimir unos sobres y
logotipos para Canadian Lesbian and Gays Archives. Brockie argumentó que esta
entidad estaba fomentando el estilo de vida gay y que eso iba contra sus
principios religiosos. Esta entidad incluso publica materiales pederastas como
el ensayo “Men Loving Boys Loving Men". La Corte de Justicia de Ontario dictaminó
que Brockie podía negarse a imprimir folletos con textos de promoción
homosexual, pero no podía negarse a imprimir logotipos, sobres o tarjetas sin
textos. Se le ordenó imprimir estos materiales y pagar 5.000 dólares de multa,
además de los 40.000 dólares gastados en su defensa legal.
También sucedió en Canadá que un diario de Saskatchewan y un ciudadano
particular fueron multados en 2001 por publicar un anuncio lleno de versículos
bíblicos sobre la homosexualidad.
Otro
caso canadiense ocurrió en noviembre de 2003, cuando la policía de Ontario
visitó la casa de un activista cristiano pro-familia y le investigó por “crimen
de odio” a instancias de una denuncia de homosexuales a los que no les gustaba
la defensa del matrimonio en su web.
Y
sin salir de España, el presidente de la “Plataforma Popular Gay", Carlos
Alberto Biendicho, presentó una denuncia penal contra el cardenal Rouco por
“injurias” e “incitación a la discriminación por razón de orientación sexual”
tras su homilía en la catedral de La Almudena del 28 de diciembre de
2003. En concreto, lo que el dirigente del lobby homosexual en el PP consideró
“injurioso” fue la siguiente expresión: “marcados por la ruptura de la relación
amor-vida y por la subyacente banalización a de la experiencia del amor, entre
el varón y la mujer, cuando no por su inversión antinatural reduciéndola al mero
contacto sexual".
Las tres fases del
homosexualismo político
Un
análisis de los países donde se plantea la “cuestión gay” permite a los
analistas establecer tres pasos en la estrategia del homosexualismo político
como "Caballo de Troya" del cambio moral que el Nuevo Orden
alienta:
FASE 1:
Los
activistas homosexualistas piden una serie de “derechos” que los “equiparen” a
la familia. Por lo general suelen ir en este orden:
1.
ley de parejas o uniones que incluya a los homosexuales
2.
a continuación, institucionalizar el matrimonio
gay
3.
pedir el “derecho” a adoptar niños
4.
establecer una ley “de género", que redefina legalmente lo que significa ser
hombre o mujer, permitiendo que éstos conceptos dependan no de la genética sino
de la voluntad de cada uno (ser hombre, mujer, homosexual, lesbiana, bisexual,
transexual, etc… serían “identidades sexuales” libremente asumidas y cambiantes)
FASE 2:
Se
pide que haya una educación sexual o de valores en las escuelas en clave
homosexual. Activistas visitan los colegios y desarrollan con los niños diversos
juegos: “Juan, imagínate que estás casado con Pedro, ¿cómo paseáis por la
calle?, muy bien, cogidos de la mano". Se enseña a los niños que los opositores
a la homosexualidad son malos o tontos y se les invita a “experimentar": “niño,
¿qué te gusta más, los niños o las niñas?” Un ejemplo extendido es la campaña
escolar GLSEN (Gay Lesbian Straight Education Network).
FASE 3:
Establecer leyes que contemplen toda crítica a la homosexualidad como un
delito de opinión que se debe castigar penalmente. Es la fase que anuncia el
caso del pastor pentecostal que se enfrenta a la cárcel en Suecia. La
consecuencia es que hay versículos de la Biblia que pronto no se podrán usar
para predicar, o dicho de otra forma, que el Estado interfiere ilícitamente en
las enseñanzas de la
Iglesia y las libertades de los ciudadanos.
Fuente: Fluvium, 121,
24/04/2005