Defectos de los
preservativos
Comité independiente
Antisida (CIAS)
•
Inseguros.
•
Fallos mecánicos.
•
Porosidades.
•
Inútiles.
•
Inmorales.
•
Contraproducentes.
Inseguro.
El
preservativo es un medio que algunos venían utilizando como contraceptivo y para
disminuir el riesgo de contraer enfermedades sexuales. El axioma de
contraceptivo seguro en los años '70 era el contraceptivo hormonal y, casi sin
efectos secundarios, mientras que los preservativos se rechazaban porque eran
poco seguros, antinaturales, y disminuían la sensibilidad. Sin embargo,
actualmente, el axioma que nos venden es el contrario. Hoy el preservativo
supuestamente es un método seguro y se previene contra las píldoras hormonales
por sus efectos secundarios. ¿Cuál es la realidad?
Según los
estudios, unos dicen que el uso del preservativo para prevenir la transmisión
del SIDA falla en un 10% de ocasiones, mientras que otros estudios aseguran que
este porcentaje llega al 30%. Se hacen comparaciones con el riesgo de quedar
embarazada usando preservativo y el riego de contraer el VIH, y se afirma que
este último es mayor que el primero pues se puede quedar embarazada unos pocos
días al mes, mientras que el contagio del VIH puede darse en todo momento, todos
los días del mes.
El
descubridor del origen del Síndrome de Down, ya fallecido, decía en 1989. "Con
el preservativo quedan embarazadas aproximadamente un 10% de las mujeres al cabo
de un año de uso. Si no es una barrera infranqueable para los espermatozoides,
menos aún lo será para el virus del SIDA, que es 500 veces más pequeño. Como
puede suponerse, decir que el preservativo es eficaz para prevenir el SIDA es un
absurdo (...). Un sodomizador seropositivo hará correr un riesgo de por lo menos
uno entre diez de contraer la enfermedad mortal,..., por lo que es totalmente
imposible calificar de mal menor un comportamiento tan peligroso para otro ser
humano".
Fallos mecánicos de los preservativos.
Además de la
posibilidad de rotura o desplazamiento, está claro que el preservativo sólo
puede ser eficaz "cuando se utiliza de modo correcto", cuando se dan las
condiciones óptimas. En la práctica, hay siempre un amplio margen de usos
defectuosos. En este sentido existen conocidos estudios donde se describen con
detalle los numerosos casos de fallo del preservativo. Pero, curiosamente se
sigue equiparando "prevención" con "buen uso del preservativo" sin que la
eficacia de tal instrumento sobre la epidemia haya sido estadísticamente
demostrada. Es más, debido a diversos factores que intervienen en la
transmisión, esta eficacia es indemostrable.
Hay dos
estudios de Trussel et al. en 1992 que informan de frecuencias de roturas y
deslizamiento del 14.6%. En el primer estudio, los autores resumen: "Un estudio
prospectivo empleando dos marcas de preservativos encontró que, de 405
preservativos empleados para las relaciones sexuales, el 7.9% o se rompió
durante la relación o al retirarse, o se resbaló durante las relaciones; ninguno
de estos hechos está relacionado con el tipo de preservativo. El 7.2% se resbaló
al retirarse; no se encontró relación entre el deslizamiento del preservativo y
su marca o el uso anterior de preservativos, pero era significativamente más
alto cuando se usó algún lubrificante adicional".
En el segundo
estudio, en la revista Family Planning Perpectives, se dice: "Los investigadores
observan que la alta frecuencia con que los preservativos se resbalan y se caen
al retirarse -17% de los preservativos que no se habían roto, se habían caído
durante las relaciones- indica un alto nivel de mal uso. Indican también, que un
mejor empleo puede ser difícil de conseguir, pues todas las mujeres que
participaron habían recibido instrucciones escritas y verbales sobre su empleo
adecuado."
El tema de la
práctica del sexo anal por parte de los homosexuales es mucho más claro en lo
concerniente a la tasa de fallos y al riesgo de contagio. Durante esta relación
anal, por razones anatómicas el roce es mayor, por lo que los preservativos
deberían ser más gruesos para ser algo más seguros. Pero lo que ocurre es que
cuanto más grueso, menor es su aceptación.
Las
estadísticas en los países Occidentales mostraban que el riesgo de contagio de
VIH más claro para un hombre es la droga por vía intravenosa y la
homosexualidad. Unos datos extremos que avalan esta conclusión fueron obtenidos
en 1993 en la ciudad de Nueva York en la que de 4352 casos de SIDA en hombres,
2687 mantenían relaciones sexuales con hombres pertenecientes a grupos de
riesgo, 261 habían usado drogas intravenosas y tenían relaciones sexuales con
hombres, 2 habían mantenido relaciones sexuales con mujeres de grupos de riesgo.
En España, en un estudio de la asociación Stop SIDA realizado conjuntamente con
el CEESCAT de Cataluña en 1993 y 1995 revela que una proporción relativamente
importante de los gays declaró haber tenido accidentes en el manejo de los
preservativos (32% roturas y el 15% deslizamientos).
Si ahora
pasamos a analizar las relaciones sexuales precoces, entre adolescentes, hay
informes que revelan que el fallo de los preservativos empleados como
contraceptivo puede ser de hasta el 50%. Si esto es así, ¿cuánto fallarán en la
prevención del contagio de VIH?.
Otro dato
significativo que muestra en la práctica, los fallos del preservativo, se veía
reflejado por un comunicado del Centro Dator, de Madrid, lugar donde en mayor
cantidad se eliminan a niños antes de nacer en España. Decía un titular del
diario el País 20-8-2000 que "La mitad de las jóvenes que abortan declaran
rotura del preservativo". Haciendo cálculos, sabiendo que en España alrededor de
50.000 niños se les impide nacer, que otros felizmente nacen, y que la muestra
de Dator es para jóvenes hasta 25 años, nos haremos una idea de cuanto falla el
preservativo para evitar un embarazo que no se desea. No conviene olvidar, que
la transmisión del SIDA ocurre cualquier día del mes.
La eficacia
del preservativo femenino es incierta. Un estudio de la Universidad de Alabama
analizó un total de 1.464 usos por parte de 210 parejas monógamas
masculinas/femeninas. Los investigadores compararon los índices registrados
relativos a fallos de los preservativos con la exposición al semen por parte de
las mujeres, medidos en función de los niveles de antígeno específico a la
próstata (AEP), evaluados con dos criterios de medición distintos. El 7% de las
mujeres mostró exposición al semen con ambos criterios, y el 21% con uno de los
criterios. Para las mujeres que declararon no haber observado fallos de los
preservativos, la cifra fue del 5% y del 19%, respectivamente. Los
investigadores afirmaron que estas proporciones, relativamente elevadas,
"indican que las apreciaciones individuales subestiman la frecuencia de fallos
con los preservativos".
Poros en los preservativos.
El primer
estudio serio sobre la fiabilidad de los preservativos fue realizado en 1987 por
la FDA (Food and
Drug Administration) entidad del gobierno de EE.UU. que se encarga de la
aprobación de medicamentos, prótesis, aditivos alimentarios, etc. Realizó una
prueba de pérdida de agua, en la que el preservativo se llenaba con 300 ml. de
agua, y se observa durante un minuto, para ver si pierde. Se acepta que tiene un
nivel de calidad aceptable cuando la tasa de fallo por permeabilidad al agua no
excede en un 4 por 1000. Los lotes que exceden este criterio son retirados de la
venta. Se estudiaron 430 marcas con 102.000 preservativos, 165 fabricadas en
EE.UU. con 38.000 preservativos, y 265 marcas extranjeras con 64.000
preservativos. Los resultados fueron que no tenían un nivel suficiente de
calidad el 12% de las marcas de EE.UU. y 21% de las marcas extranjeras. En estas
investigaciones de la
FDA sobre la seguridad de los preservativos como preventivo del
SIDA, se afirmaba concluyendo que "el uso del preservativo no se relaciona de
forma significativa con la protección contra el contagio". Rechazos producidos,
por ejemplo en 1991, incluían las marcas "Ramses Extra Strength" (marzo de 1991)
debido a "Cantidad inaceptable de orificios y fisuras de anillo", "Saxon Wet
Lubricated" (mayo de 1991) por no pasar el control de calidad de la FDA, y las que citaba The New
York Times en noviembre de 1991. En muchos países en los que se han tomado la
molestia de controlar la calidad, se han producido rechazos de marcas. Aún, con
todo, no deja de ser penoso que con un 4 por 1000 de casos de permeabilidad al
agua, sean puestos a la venta.
Al aceptarse
esta tasa de defectos, la probabilidad de fallo en una pareja que utilizase el
preservativo como método anticonceptivo sería de un 20,8 % anual si mantuviesen
relaciones sexuales una vez a la semana, y de un 41,6 % si mantuviesen
relaciones sexuales dos veces por semana.
En 1995 se
retiraron de las farmacias americanas unos preservativos de plástico de la
empresa London International Holdings Inc., después de haber estado a la venta
desde 1991, año en el que la
FDA diera el visto bueno a las pruebas de laboratorio que
garantizaban la impermeabilidad del material utilizado (índice de fracaso menor
del 2%). Pruebas independientes realizadas por el Instituto Nacional de
la Salud
Infantil y el Desarrollo Humano, arrojaron un índice de fallos
mucho más alto: el 14% (una de cada siete veces). Los preservativos de plástico
son utilizados por las personas alérgicas al látex (5-7% de la población).
En Francia,
en abril de 1994, la revista del Instituto Nacional del Consumo afirmó, en un
número especial dedicado a los preservativos, que de 28 marcas puestas a prueba,
12 debían "ser evitadas" por inseguras frente al riesgo de contagio del SIDA. La
prensa francesa, haciéndose eco de la revista, dice que "en materia de
preservativos, aunque la reglamentación francesa está entre las más rigurosas
del mundo, no parece todavía suficiente cuando está en juego la vida". Los
resultados comunicados por la revista mensual 50 Millones de Consumidores
arrojan dudas sobre la calidad de los preservativos comercializados en Francia
por esas doce marcas: "algunos preservativos se rompen, otros son porosos".
En México, en
la revista del "consumidor", de febrero de 1996, apareció un reportaje especial
sobre la calidad de los preservativos. La investigación incluyó 26 marcas, tanto
importadas como de manufactura mexicana. Las pruebas de verificación de calidad
se basaron en la Norma
Oficial Mexicana NOM-016-SSA1-1993, la cual establece las
especificaciones sanitarias que deben cumplir los preservativos de hule látex.
Se realizaron distintas pruebas, para analizar los defectos visibles y orificios
no visibles. Se llevaron a cabo análisis para verificar la inexistencia de
defectos visibles, tales como: orificios, rasgaduras, roturas, escurrimientos de
material, partes débiles, bordes distorsionados, etc. Se encontraron con que las
marcas sheik elite, ramses sensitol y trojan plus tenían una calidad regular.
Para analizar los orificios no visibles se llenó el producto con la cantidad de
agua señalada en la norma, para corroborar que después de manipularlo por un
tiempo específico, aquel no presentara fugas de agua. Bajo ese patrón de calidad
resultó que las marcas therso, flash, cowboy studded y sheik elite ribbed
tuvieron una calificación de regular y las marcas everything y sico sensitive el
resultado fue deficiente.
Un servicio
de la agencia "UN Wire" informó (16-2-2000) que un grupo de consumidores de Hong
Kong, había encontrado muchos defectos en los preservativos. Según el Consejo de
Consumidores de Hong Kong más de la tercera parte de los preservativos
adquiridos en el territorio son inseguros. El Consejo compró unos 27.000
preservativos de 66 marcas diversas para su examen.
En España, no
hubo legislación de control de "calidad" de los preservativos hasta Noviembre de
1991 (normas UNE), con lo que se podía vender sin ninguna exigencia ni fecha de
caducidad. La
Unión de Consumidores hizo un estudio en 1990 de diversas
marcas utilizando el mismo test de agujeros al agua, y el 27% de las marcas no
tenían un nivel suficiente de calidad. En Marzo de 1992 se publicó otro estudio
de la Unión de
Consumidores realizado con 10.000 preservativos de los 20 modelos que se venden,
que representan el 75% del mercado, y la conclusión fue que el 50% no superó las
pruebas realizadas con los criterios de la Unión Internacional de
Consumidores, a pesar de que el 96% cumplía las normas UNE aprobadas. El 23 de
Mayo de 1994, la
Directora General de Farmacia y Productos Sanitarios, Regina
Revilla, como consecuencia de una campaña de revisión del mercado tuvo que
anunciar la inmovilización de hasta 32 marcas de preservativos. Todas las marcas
implicadas incumplían las especificaciones técnicas dispuestas por el R.D.
1688/1991 de 22-11. En Abril de 1998, en la revista Ciudadano, se ponía de
manifiesto que de un estudio realizado con gran cantidad de preservativos
vendidos en los Sex Shop, esas empresas que tanto contribuyen al SIDA, el 51% no
cumple las normas técnicas. Es un signo de lo que quieren al fin y al cabo las
empresas del látex: vender al máximo.
Las pruebas
de permeabilidad han mostrado que el látex no es impermeable a las partículas
del VIH; Carey y al. realizaron un estudio sobre la efectividad de los
preservativos de látex bajo condiciones simuladas de uso, determinando que el
preservativo reduce el riesgo de transmisión del VIH, pero no lo elimina
totalmente, ya que observaron 29 fugas de tamaño del VIH en 89 preservativos
examinados.
Los guantes
quirúrgicos de látex, necesarios para el control de la infección, a menudo son
permeables: no es raro que los cirujanos se encuentren sangre en las manos, y la
solución práctica es llevar dos pares de guantes. Esta costumbre no parece
práctica ni aceptable con los preservativos.
Otro estudio
sobre la eficacia preventiva de los preservativos fue publicado en noviembre de
1994 por un experto holandés, el Dr. Johanes Lelkens, profesor emérito de
anestesiología en la
Universidad de Maastricht, quien advertía que los profilácticos
más seguros no se libran de agujeros ranuras y orificios mucho más grandes que
el tamaño de los virus. Según el Dr. Lelkens, los preservativos no logran evitar
embarazos en un 12%, y su tasa de fallo es mucho mayor a la hora de frenar el
virus del SIDA, cuyo tamaño es treinta veces menor que la cabeza de un
espermatozoide. El VIH es un pequeño disco de 0.1 micras de diámetro.
Actualmente los tests eléctricos de permeabilidad de los preservativos son
capaces de localizar agujeros de entre 10 y 12 micras, es decir, agujeros de
100 a 120
veces más grandes que el virus del SIDA.
¿Qué ocurre
con los agujeros más pequeños?. Simplemente los test no los localizan. En 1990,
los profesores G.B.Davis y L.W.Schoroeder realizaron orificios de 1 micra de
diámetro ( 10 veces mayor que el tamaño del VIH) a preservativos que habían
pasado los test de control. El 90% de ellos volvieron a pasar la prueba como si
no tuvieran agujeros. El experimento similar dirigido por R.F. Carey en 1992
llegó a conclusiones similares. En 1992 Carey introdujo microesferas de
poliestireno del diámetro del VIH en preservativos que habían superado el test
antes citado de la
Federal Drugs Administration (USA). Los sometió a variaciones
de presión análogas a las que se producen en una relación sexual: un tercio de
ellos perdió entre 0.4 y 1.6 nanolitros. En una relación sexual de dos minutos
con un preservativo que pierde 1 nanolitro por segundo, pasarían 12.000
virus.
Pero no hace
falta practicar los agujeros: en muchos casos ya existen. Así lo constató
C.M.Roland, del "Naval Research Laboratory" de Washington: "la superficie de los
preservativos aparece como una superficie cubierta de cráteres que tienen un
diámetro de alrededor de 15 micras, y con una profundidad de 30. Más importante
aún para la transmisión del SIDA es el descubrimiento de canales de 5 micras de
diámetro que traspasan la pared de parte a parte. Es decir, que existen pasillos
que comunican el interior y el exterior del preservativo con un diámetro de 50
veces mayor que el VIH." Esto mismo también fue confirmado por el científico
Cecil H. Fox, del Instituto Nacional de Salud de Maryland, y afirmaba que en el
látex, la goma del preservativo existen poros que permiten el paso del VIH,
visibles por microscopía electrónica.
Inútil.
Si tanto se
ha hablado del preservativo, si tantas campañas se han hecho, ¿cuál es el
problema?, ¿por qué sigue el SIDA transmitiéndose?, ¿por qué preocuparse? Pues
porque se comprueba que esa no es la solución. En la psicología masculina hay un
rechazo inconsciente a reducir la sensibilidad, y además en plenos momentos de
pasión "parar" para ponérselo, aunque se esté totalmente concienciado, muchas
veces no se hace. Pasa como con el coitus interruptus, que es un método no
aprobado por la
OMS, ya que en teoría es seguro, pero en la práctica no
funciona.
Parecen
descubrirse intereses políticos en las campañas sanitarias contra el SIDA,
manipulando la verdad y engañando a los enfermos: la verdad no está en los
preservativos, ni en las jeringas desinfectadas. Estas son mentiras, mentiras a
veces pronunciadas por motivos políticos por parte de los responsables, y sin
embargo al ciudadano se le oculta que a los enfermos de SIDA les espera la
muerte, y muchos de ellos morirán en la miseria, en el abandono, cubiertos de
heridas, tal vez enloquecidos.
La revista
JANO, revelaba que cuando hay conductas de riesgo no se escucha la recomendación
de usar preservativos, según los datos de diversos estudios. Un editorial de
ésta revista decía: "Hay que situarse en el ambiente en el que suelen vivir
frecuentemente esas personas. Para un drogadicto que esté viendo morir a su
alrededor a sus amigos y conocidos por sobredosis, hepatitis-B u otras
infecciones, enfermar de SIDA es un riesgo más que no le lleva a cambiar de
conducta. En el ambiente de miseria física, mental y moral en que se mueven
tiene poca trascendencia que exista una posibilidad más de defunción".
En la revista
Área+ de Junio de 1997 se dice que las que "las prostitutas, después de mucho
insistir, suelen usar los preservativos con sus clientes, si estos no insisten
en lo contrario, pero lo más normal es que no lo hagan con su pareja porque es
una forma de diferenciar el sexo por dinero del sexo por amor. El tema del
preservativo es uno de los temas más difíciles". En esta misma revista Rafael
Manzanera reconoce que en el tema de los preservativos "nos hemos equivocado,
porque hemos pretendido hacer unas campañas de prevención a partir de nuestros
propios presupuestos ideológicos, intelectuales y culturales, que no tienen nada
que ver con los de las personas que viven a diario sobre una cornisa a una
altura de siete pisos. Y la realidad nos dice que los nuevos casos de SIDA son
principalmente de componente heterosexual, muy vinculadas a parejas
UDPV".
Francisco
Parras, director del Plan Nacional sobre el SIDA, declaró en marzo de 1999 que
"le apena que exista todavía gente que tiene contactos con profesionales del
sexo masculino o femenino, y se niegan a utilizar el preservativo". Por su
parte, el 1996 el Plan Nacional sobre Drogas realizó una encuesta para ver el
uso del preservativo en las relaciones sexuales ocasionales, y halló que:
"únicamente el 37.7 % de los que mantuvieron relaciones sexuales ocasionales en
ese año, habían utilizado preservativo sistemáticamente, y entre los casados
sólo el 13,4 % ".
En agosto de
1998 el Ministerio de Sanidad de España publicó un estudio en el que se
determinaba que el 80% de los españoles conocen correctamente los mecanismos de
transmisión del SIDA. También reconoce que los jóvenes y las mujeres siguen
asumiendo riesgos en las "relaciones" imprevistas, a veces por presión de su
"pareja". Para Sanidad resulta una paradoja, que aún sabiendo que con los
preservativos están más protegidos, hay jóvenes que asumen riesgos. La
conclusión que saca Sanidad, fiel a sus principios, es que hay que bombardear
aún más; no se plantea que en la educación de costumbres esté la solución, no.
Todos somos muy dados a jugar con el riesgo, lo malo es que se hace realidad esa
sentencia tradicional de la
India: "Una vez que se está en la boca del tigre, es inútil
tomar precauciones".
Las encuestas
que aportaba Sanidad en Julio de 1999 en la presentación de la campaña de
aquellas fechas, señalaban que más de la mitad de los jóvenes españoles entre 15
y 19 años mantenían relaciones sexuales con parejas ocasionales. De ellos, el 30
por ciento de los varones y el 41 por ciento de las mujeres no usaron
preservativo. Según la directora del Centro de Enfermedades de Transmisión
Sexual de Granada, a pesar de las campañas de promoción llevadas a cabo, en el
caso de los primeros contactos sexuales de los jóvenes, la utilización es
inferior al total, y alcanza sólo a poco más de la mitad de los casos, y no
siempre de forma sistemática.
Unos estudios
tras otros están demostrando la inutilidad del preservativo para parar el SIDA.
Otro, aparecido en el periódico Le Monde, 15-VI-95 publicado por la Agencia Nacional
de Investigación sobre el SIDA, de Francia, hablaba sobre la particular gravedad
de la epidemia de SIDA en los departamentos franceses de las Antillas y Guayana.
En la Guayana
francesa el porcentaje de infectados era seis veces y media más que en el
conjunto de Francia. Esa gravedad va unida a la extendida promiscuidad
heterosexual y a la importancia de la prostitución. La extensión de la epidemia
no puede achacarse a la ignorancia. La encuesta demostraba que los principales
modos de transmisión del SIDA son ampliamente conocidos. La proporción de
usuarios de preservativos es igual en las Antillas que en la metrópoli. Sin
embargo, sólo la mitad de los hombres y un tercio de las mujeres que corren el
riesgo de ser contaminados por el virus decían haber utilizado preservativos en
los últimos doce meses. Los investigadores del ANRS mostraban su "sorpresa al
comprobar hasta qué punto la epidemiología de la transmisión del virus del SIDA
está relacionada con el comportamiento sexual de la población de estos
territorios". Y se concluía que era urgente elaborar una nueva estrategia de
prevención.
En
Yaundé, Camerún, en 1993, se celebró la VII Reunión Internacional sobre
el SIDA con expertos médicos y sanitarios. Fue una reunión en la que
participaban unos trescientos congresistas y, se distribuyó al final, un
cuestionario para que se indicase, entre otras cosas, si se había tenido
relaciones sexuales durante los tres días que duró la reunión con personas que
no fuesen pareja estable. De los encuestados, el 28% contestó que sí, y de
estos, una tercera parte dijo que no había tomado "precauciones" alguna para
evitar contagios. Si esto ocurre entre personas "concienciadas", ¿qué ocurrirá
entre la base del pueblo?. ¿A qué fueron a Camerún?, ¿a hacer turismo sexual?,
¿a llevar el SIDA a Camerún, o a llevarse el SIDA del Camerún?.
El pueblo
normal, el africano, recibe también la presión de las campañas, sin ningún
resultado. Si en algún sitio las campañas para frenar la epidemia del SIDA están
mal adaptadas a la cultura local, ese lugar es África. Allí esta más del 70% de
los seropositivos de todo el mundo y, la transmisión heterosexual es la
predominante. Se constató en la conferencia que las campañas pro-preservativo
son absolutamente ineficaces en África. Así lo reconoce también la propia OMS:
"Por diversas razones, los africanos en general, no utilizan los preservativos
en sus relaciones sexuales. Y los que lo hacen, es solamente para planificar el
número de hijos. Recientes estudios realizados en el África sub-sahariana
establecen que sólo un 1% los emplean". Y es que a pesar de las cifras cada vez
más alarmantes sobre la enfermedad, el hombre de la calle sigue sin inmutarse,
pensando que se trata de asuntos europeos.
Así lo
reconoce también María Francisca Basarán de Médicos sin Fronteras :"Introducir
los preservativos en las relaciones sexuales en Africa es culturalmente muy
difícil, y no se trata primordialmente de una cuestión religiosa o moral"
En la
conferencia mundial sobre el SIDA de Vancouver, en 1996, se reconocía que es una
paradoja que mientras los investigadores acaban sabiendo casi todo del SIDA y
logren terapias más eficaces contra el VIH, los mensajes preventivos no "calen"
en la gente, y menos en las que mantienen prácticas de riesgo. En los países
anglosajones, puede que subsista el moderno imperativo ético de la
autodeterminación y de responsabilidad personal, que obliga a responsabilizarse
totalmente de las consecuencias de los propios actos, lo que aconseja evitar
situaciones de riesgo. Sin embargo, casi en el resto del mundo, por ejemplo los
países mediterráneos aflora un cierto neofatalismo. No se piensa en las
consecuencias de los actos, quizá porque se piensa que lo que sea sonará. De
ahí, que se vive al día: se comparten jeringuillas usadas, se aceptan parejas
ocasionales sin cuestionar su historial, y se mantiene a los jóvenes
entretenidos con la explosiva mezcla sexual de ignorancia y permisividad. Así se
logra que quien caiga víctima de la enfermedad parezca que fue por la fatalidad
supersticiosa, por voluntad divina o porque quizá lo merezca.
Según
informaba la CNN,
Pedro Chequer responsable oficial del SIDA en Brasil, a la vista de que después
de intensas campañas pro-preservativo desde 1983, los estudios oficiales hablan
de que el 76% de la población no usa preservativos en sus relaciones sexuales,
dice que "esas cifras nos están haciendo pensar en una nueva estrategia de
prevención". El citado informe sobre los hábitos sexuales de los brasileños, que
se publicó en esas fechas, revelaba que un creciente número de brasileños bebe
alcohol antes de las relaciones, el 44% de los jóvenes, lo que reduce su
percepción del riesgo.
Durante un
congreso de Medicina Tropical y Salud Internacional que se celebró en
Sitges.(Enero 2000), se hizo público un estudio que informa que el 50% de los
viajeros a "paraísos sexuales" no usa preservativo. El estudio, realizado en el
Hospital Clínico de Barcelona a partir de mil historias clínicas de viajeros que
hicieron alguna consulta en la unidad de medicina tropical, señala que uno de
cada cinco viajeros mantuvo relaciones sexuales durante el viaje con parejas no
habituales, la mayor parte personas autóctonas del país visitado. El estudio,
con el que se quiso conocer el grado de protección de los viajeros para evitar
enfermedades de transmisión sexual y comprobar si alguno de ellos contrajo una
de estas enfermedades, señala que únicamente el 47 por ciento de los hombres y
el 60 por ciento de las mujeres utilizaron el preservativo. Por lo que respecta
a los contagios, en 9 viajeros se diagnosticaron enfermedades asociadas a las
relaciones sexuales: tres seroconversiones en viajeros a India, Brasil e
Indonesia, un caso de pediculus pubis, 4 casos de escabiosis en personas que
visitaron Cuba, Guinea Ecuatorial y Sudáfrica, y un caso de vulvovaginitos
contraído en Senegal.
Según el
Departamento de Defensa de los EE.UU., el ejército estadounidense es el que
tiene mayor índice de enfermedades de transmisión sexual (ETS) de los países
desarrollados. Cada año se producen en el mundo 333 millones de contagios de
este tipo de enfermedades, de los que 15,3 millones corresponden a Estados
Unidos. La población militar es la de mayor incidencia, con entre dos y cinco
veces más riesgo de contraerlas, cifra que se eleva a 50 veces más en caso de
conflicto. La cuestión les preocupa especialmente porque las ETS son cada vez
más virulentas y resistentes a los fármacos y, además, provocan lesiones que
facilitan el contagio del SIDA. Por eso, se ha sabido que van a adoptar medidas,
y estas no pueden ser nunca impopulares, por lo tanto, a lo de siempre,
promocionar entre los soldados los preservativos. Pero no esperan demasiado de
esta medida porque, según Bill Calbert, presidente del Comité de Prevención de
ETS, del Departamento de Defensa de los EE.UU, sus soldados saben perfectamente
cómo se transmite el SIDA y, sin embargo, sólo el 42% de los encuestados
utilizaron el preservativo en el último contacto sexual: "Parece haber una clara
desconexión entre lo que saben y lo que hacen", añadió Calbert, quien explicó
que el programa de ayuda que van a poner en marcha incluye también orientación
sobre abstinencia y relaciones monógamas, algo es algo. Ya se ve que sirven de
muy poco las teorías cuando fallan los valores. ¿Es honrado incitar a los
jóvenes a la promiscuidad con esos programas de "educación" sexual que se
limitan a promover un sexo "seguro y sin riesgos" y no estimulan la afectividad
de los jóvenes hacia el autodominio y el amor comprometido? En sexualidad no
basta la información técnica, se deben atender las esferas de los sentimientos y
el espíritu. Quienes castran alguna de esas parcelas pagan las consecuencias.
Inmoral.
En unos años
en los que domina la picaresca, la corrupción, y el afán del pelotazo, la moral
y la ética de las actuaciones humanas parece que ha quedado en desuso. Nos dicen
que algo es bueno en tanto en cuanto me satisface a corto plazo, siempre que la
policía no descubra mi delito, o en cuanto favorece mi bolsillo. Lejos de todo
subjetivismo, las normas morales parecen contemplarnos como esas grandes
montañas que se ríen de los humanos, pues éstos, dedicados a sus prisas y
gustos, creen que las montañas dejaron de estar allí. Alguien dijo hablando del
SIDA, que Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca. Las
leyes morales no están más que para hacer posible, con su cumplimiento, la salud
y la felicidad del hombre en su medio.
No es
imprescindible considerarse cristiano, basta con advertir que también existe una
ética de la naturaleza, una ética ecológica, en base a la cual unos actos pueden
considerarse buenos, y otros malos. La contaminación de un río es éticamente
malo, y reciclar o aprovechar la energía solar es bueno. Los actos entre las
personas que facilitan la propagación de una enfermedad son éticamente
reprobables. Los actos entre personas que deshumanizan el sentido de la
sexualidad, también son reprobables. Si se apuesta, por lo tanto, por medidas
como la de usar el preservativo, que no son seguras, que hacen que se
multipliquen los actos peligrosos de propagación del SIDA, y que desvirtúan la
sexualidad humana, usando un sentido de la ética meramente ecológico, debemos
decir que es negativo para el hombre.
Otro criterio
muy útil de moralidad, al margen de creencia religiosas, sería el considerar si
estamos a favor o no de la monogamia. La poligamia se ha ido reduciendo a medida
que las civilizaciones se han desarrollado, pero lo cierto es que muchos
sectores de la población están volviendo a costumbres sexuales que se creían
superadas, volviendo a la poligamia, o a la poligamia alternante. Aquí está por
lo tanto, un criterio más de moralidad, la monogamia. No se puede ser
indiferente, son muchos logros sociales los que se derribarían si la monogamia
se dejara optativa ; y el logro que ahora estamos deseando que no sea destruido
es el de la salud de las personas, cuestión de vida o muerte: casi nada.
Quien se
considere cristiano, perteneciente a una civilización occidental en la que el
cristianismo ha sido motor de civilización y progreso, podría considerar
escritos y declaraciones de la jerarquía de la Iglesia. Juan Pablo II en
la
Conferencia Internacional sobre el SIDA que se celebró en el
Vaticano en Noviembre de 1989 dijo: "Es moralmente ilícito propugnar una
prevención del SIDA basada en medios y recursos que violan el sentido auténtico
de la sexualidad, y que son un mero paliativo para un malestar profundo, en el
que está en juego la responsabilidad de los individuos y de la sociedad. Y la
recta razón no puede admitir que la fragilidad humana, en vez de ser motivo para
empeñarse más, se traduzca en pretexto para una cesión que abra la vía a la
degradación moral".
La encíclica
Humanae Vitae dice lo siguiente: "Queda patente que el uso del sexo tiene un fin
altísimo y nobilísimo que no debe desvirtuarse separándolo de la procreación: es
decir, de los actos de suyo aptos para que pueda derivarse una nueva vida; todo
acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida. Por eso, más
adelante añade, sería intrínsecamente deshonesto: "Toda acción que en previsión
del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias
naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación ".
La Iglesia
Católica, en un comentario titulado
'Prevención del SIDA, aspectos de la ética cristiana', señaló que 'buscar la
solución al problema del contagio promoviendo el uso de preservativos, significa
tomar un rumbo que no sólo no es muy eficaz desde el punto de vista técnico,
sino también y por sobre todo, es inaceptable desde el punto de vista moral'. Y
agrega: 'La proposición de que una sexualidad de esta manera es segura, ignora
las causas reales del problema, cual es la permisividad que en la esfera corroe
la fibra moral de la gente. La única manera efectiva de prevención es en un 95%
de los casos, abstenerse de la práctica sexual fuera del matrimonio y del
consumo de drogas'.
Éticamente el
preservativo separa los dos significados del acto conyugal (unitivo y
procreativo) y es, por tanto, siempre intrínsecamente inmoral. La moral
cristiana manda la continencia que consiste en frenar, moderar y usar rectamente
esa fuerza vital que es la sexualidad. A esto se llama castidad. Los jóvenes
están obligados a la castidad para llegar íntegros al matrimonio y los casados
deben guardar la castidad conyugal que consiste fundamentalmente en ser fieles.
En cuanto al uso de los preservativos para evitar las enfermedades, las
autoridades deben informar que no protegen totalmente; existe siempre el riesgo
de infección. Los preservativos son un gran negocio, llenan de dinero los
bolsillos de quienes producen a costa de la inmoralidad de la población a la que
inducen al libertinaje. La
Iglesia no está, ni estará nunca en favor de los
"preservativos".
Conforme a lo
anterior, si el Estado, o quien sea, martillea los oídos de cristianos, con
sermones y campañas que predican lo contrario, banalizando ciertas prácticas,
está incidiendo, sin el menor respeto, en las creencias y en la intimidad.
Especialmente el daño se produce con los jóvenes: para los diseñadores de
campañas contra el SIDA no existe ese precepto constitucional de que todos
tenemos derecho a nuestra integridad moral y a la intangibilidad de las
conciencias. Los padres son los primeros educadores de los hijos, y con esas
campañas se produce un abuso de poder de las propias administraciones frente a
los derechos y responsabilidades de los padres, que son pisoteados.
Las personas
que ajustan su conducta sexual a las enseñanzas de la Iglesia abstinencia antes del
matrimonio o fidelidad al cónyuge no infectado tienen una protección
natural contra el SIDA y no necesitan para nada del preservativo. En cambio,
quienes llevan una vida sexual con parejas múltiples y encuentros esporádicos,
es señal de que no siguen los criterios de la moral cristiana, y por lo tanto se
supone que no les debería importar lo que digan los obispos. La Iglesia Católica
trabaja como nadie para prevenir el SIDA al promover, una conducta que implica
autocontrol y no trivializar el sexo, lo cual aleja el riesgo de infección.
Pero, los que alientan la idea del "a tope", esos no solo no colaboran contra el
SIDA sino que lo promueven. Luego intentan paliar las consecuencias de sus
consignas, con el slogan del "sexo seguro".
La vía eficaz
de prevención consiste en un esfuerzo educativo para proponer unos criterios
sanos de conducta sexual. La Iglesia Católica defiende
una concepción del sexo basada en el dominio de sí, la responsabilidad y el
respeto del otro. Se trata también de una prevención coherente. No se puede
pretender que los jóvenes descubran una visión de la sexualidad basada sobre el
amor y la responsabilidad, y al mismo tiempo repartir preservativos en los
colegios. Existe pues, una intención clara de tapar a toda costa la boca a
la Iglesia.
Su atrevimiento para criticar duele. Parece, que está
resultando, que cuando creíamos superados todos los tabúes con respecto al sexo,
ahora el tabú que se impone es el cerrar filas alrededor del preservativo, y ay
del que discrepe. La fidelidad a la pareja se considera irreal, pero se exige
fidelidad total al preservativo.
Contraproducente.
Es seguro
que, casi todos, antes de tomar una medicina recetada por el médico se lee el
prospecto. Allí hay una serie de indicaciones valiosísimas, y entre ellas, las
que miramos con más atención son las contraindicaciones. Podría suceder que una
medicina en principio válida, por otras cuestiones, dejara de serlo hasta el
punto de ser, como se dice, peor el remedio que la enfermedad. Esto que sucede
en muchos casos, sucede también en el tema de SIDA. En esta enfermedad, y antes
de haber pensado en "recetar" preservativos y jeringuillas, tendría que haberse
pensado en muchas otras cosas: la dignidad humana, la adicción (vicio), la
cultura o su falta en cada pueblo, la moral, y tantos otros aspectos de los que
a continuación hablaremos. Todos nos van a llevar a la conclusión del dicho tan
claro: peor el remedio que la enfermedad. ¿A quién se le ocurre matar moscas con
miel?.
El hábito es
una facilidad para conducirse de una determinada forma. Los hábitos requieren
aprendizaje y repetición de actos individuales. Si los hábitos de comportamiento
que se han aprendido son los responsables de la transmisión del SIDA, lo que
habrá que hacer para prevenir es modificar esos hábitos de comportamiento, es
decir, modificar los aprendizajes a través de los cuales se formaron esos
hábitos. Al proporcionar preservativos, y al animar a usarlos, se está
modificando el comportamiento de los ciudadanos, imponiéndoseles una determinada
dirección. Al proporcionar preservativos se está estimulando una cierta conducta
que, con la repetición de actos (con el consumo de más preservativos), acabará
por configurar y modelar una determinada facilidad para las relaciones sexuales.
En la persona en que arraigue el nuevo hábito, cambiará también su sistema
perceptivo y, por consiguiente, cualquier estímulo erótico tendrá más capacidad
de suscitar en él una respuesta sexual, haciéndose más dependiente, menos libre,
respecto del flujo de estímulos del ambiente. Por otra parte, su organismo
también se habituará a ese tipo de respuestas sexuales, frustrándose con mayor
frecuencia e intensidad cuando no pueda satisfacer el deseo que ahora le reclama
con más intensidad el nuevo hábito. ¿Por qué se producen ahora más violaciones
que nunca?. ¿No están influyendo estas campañas, entre otros factores, para
fomentar las violaciones?. La persona adicta al sexo, cuando no encuentra forma
de salirse con la suya, opta por la violación de cualquier joven indefensa. ¿Por
qué en España en la última década del siglo XX se ha triplicado la
prostitución?. Otro tanto podríamos decir del abuso a niñas menores. ¿Qué
influencias tuvo, para llegar a hacer lo que hizo, Marc Dutroux, el pederasta
belga que secuestraba, violaba y mataba niñas en Bélgica?. ¿Cómo puede acabar un
joven convirtiéndose en un Antonio Anglés que comete las terribles violaciones y
crímenes de Alcácer?. ¿Cómo es que
según publicó el diario británico News of the World el 23-7-2000, en el Reino
Unido hay 110.000 personas culpables de abusos sexuales contra menores, uno por
cada milla cuadrada de terreno?. Este diario publicó la foto de 49
convictos de pederastia al día siguiente de la ultima violación y crimen de una
niña. ¿Cómo empezaron todos?, ¿qué les influyó?. Todos se echan las manos a la
cabeza cuando suceden estas cosas, pero pocos reflexionan sobre las causas, y lo
consideran un fatalismo inevitable.
Por lo tanto,
en cuanto que el uso del preservativo crea adicción, se concluye que recomendar
su uso multiplica la probabilidad de que en un futuro los usuarios establezcan
más relaciones sexuales, es decir, mayor número de contactos potencialmente
contagiosos. Eso es lo que piensa también John P. Foley: "De hecho, la
publicidad que se ha realizado del profiláctico no ha hecho más que alentar el
ejercicio de determinados comportamientos totalmente autodestructivos".
¿Qué
explicación damos a la creciente ola de abusos sexuales y malos tratos a mujeres
fuera y dentro del hogar? ¿qué está pasando? ¿qué, o quien está fomentando todo
esto?. A ver si sirve un dato. Cada año 295 mil mujeres son violadas o sufren
algún tipo de ataque sexual en Reino Unido, según reveló un informe del
Ministerio del Interior británico, el 18-2-2000. El estudio señalaba que cada
año se denuncian 6.000 casos de violaciones y 17.500 de ataques sexuales a
mujeres, pero estas cifras representan una mínima proporción de lo que ocurre en
realidad. En España, el informe del Ministerio de Justicia calculaba que entre
118.000 y 295.000 mujeres sufren agresiones sexuales cada año, de personas
desconocidas o casos de abusos. Según el documento, los ataques sexuales a las
mujeres por parte de novios, amigos y miembros de su misma familia han aumentado
en la última década. 39 mujeres habían muerto a manos de sus compañeros en la
primera mitad del año 2000. La policía afirmaba que sólo una pequeña proporción
de mujeres que ha sido víctima de algún tipo de ataque llega a poner una
denuncia. Da la impresión, que ahora que deberíamos estar avanzando en la
consideración de la igualdad y dignidad de hombre y mujer, los sucesos y delitos
se empeñan en decirnos que parece que sucede realmente lo contrario: la mujer es
considerada objeto de consumo, y cuando no consiente, se toma por la fuerza; su
opinión o deseo no cuenta, cuenta la pasión desbocada que otros alientan.
Estados
Unidos fue la primera nación en lanzar campañas sanitarias que promovían el uso
del preservativo y de jeringuillas limpias para erradicar la enfermedad, y han
sido los primeros en recoger los resultados: crecen imparablemente las cifras de
muertos y contagios, al crear un falso clima de seguridad que favorecía la
práctica de conductas causantes del contagio, por parte de quienes no ven en
ellas su trascendencia moral. En lo que se refiere a las enfermedades de
transmisión sexual (ETS), el resultado ha sido también desafortunado,
especialmente entre adolescentes. Parece, por lo tanto, que la revisión de estas
campañas de prevención ha de ser un objetivo prioritario en los programas de
salud pública.
En España, el
ministro de Sanidad, al presentar la campaña de 1997 de condonmanía, aseguraba con
desfachatez, que este método no crea adicción, y que no por tener preservativos
a mano, o porque hasta el ministro se lo aconseje, ellos aumentarán su
promiscuidad. Hay que ser estúpido para decir esto, o cerrar los ojos a la
evidencia. Que mire el ministro las estadísticas de abortos en España antes y
después de la vandálica propaganda de Matilde Fernández de 1990. A ver cómo explica el
gran alza. En Galicia, el número de abortos de adolescentes aumentó durante los
últimos años a pesar de las abundantes campañas de "educación sexual".
La Xunta
reconocía que las campañas de formación sexual no funcionaban y la tendencia al
alza llevó a la conselleira de Familia, Manuela López Besteiro, a reconocer que
se trata de un "grave problema" sanitario y social. Ese es el resultado de las
campañas de condonmanía.
Decía
Benhamin Franklin que la experiencia es una dura escuela, pero los tontos no
pueden aprender de otras fuentes.
Fuente:
info@sinsida.com