Más
de 2.600 hombres sufren malos tratos de sus parejas en España
La violencia
doméstica se vierte con dureza contra las mujeres, pero no son las únicas
víctimas. También algunos hombres sufren cada año la agresión femenina, un
fenómeno silenciado en nuestra sociedad que cada vez va tomando más fuerza.
Aunque las cifras entre ambos sexos no pueden compararse -las agresiones hacia
las mujeres superan con creces a las de los varones- el porcentaje de hombres
maltratados por sus compañeras sentimentales o ex cónyuges es lo suficientemente
relevante para afirmar que nadie está exento de ejercer la
violencia.
El Consejo
del Poder Judicial constata que durante el pasado año 9.421 mujeres fueron
denunciadas por malos tratos por sus compañeros sentimentales y 73.785 hombres
por sus parejas. Los tribunales españoles dictaron 32.145 órdenes de protección
a las víctimas de la violencia doméstica.
De ellas,
2.651 fueron concedidas a varones -2.270 a españoles y
381 a
extranjeros- gracias a las cuales vieron restringida la libertad de movimiento
de sus agresoras del mismo modo que lo hicieron las 30.131 mujeres maltratadas a
quienes se les proporcionó seguridad y protección jurídica. Por comunidades,
Andalucía destaca con el número de hombres que se beneficiaron de esta medida,
499, seguida de Cataluña, 474, Valencia, 360, y Madrid, con 309 órdenes de
protección a varones.
Hace 15 años
que el psicólogo y sexólogo canario Eloy Rodríguez-Valdés atendió el primer caso
de una víctima de la violencia femenina. Era un hombre maltratado por su mujer
que había sido rechazado por otros especialistas que se negaron a tratarlo.
Desde entonces, el número de hombres maltratados que atiende «es cada vez
mayor». Javier, nombre ficticio de uno de sus pacientes, apareció en su consulta
hace unos días con lesiones en la cara, cortes, moratones y una denuncia por
maltrato físico interpuesta en el juzgado.
«Primero
fueron los insultos y las vejaciones, luego los escupitajos, los tortazos y los
puñetazos, hasta que un día trató de clavarle un cuchillo para matarle», explica
el psicólogo, quien reivindica la necesidad de hablar «del maltrato hacia las
personas independientemente del sexo», ya que «quien agrede o mata es la persona y no el
género».
Javier, de
35 años de edad, está hoy a la espera del juicio y trata de recuperarse poco a
poco de las agresiones de su ex pareja y de las secuelas psicológicas, pero no
todos tienen la valentía de denunciar.
El miedo al
«ridículo»
A juicio de
Rodríguez-Valdés, el miedo al «ridículo» y la falta de organismos públicos que
ayuden a los maltratados impide que las agresiones de las mujeres a sus
compañeros se consideren como una problemática social: «En nuestro país existe
un sexismo brutal hacia los hombres, no hay ninguna institución oficial que los
apoye como el Instituto de la mujer, ni existen casas de acogida para ayudarlos.
Como consecuencia de todo esto, el asunto de los hombres maltratados es
solamente la punta del iceberg».
Desde la
Asociación de Padres de Familia Separados de Cataluña, fundada hace ahora 11
años y con 20.000 socios de toda España, su presidente, Tino Mayo, sostiene que
«las cifras de hombres maltratados se quedan cortas, pues sólo en la asociación
prestamos ayuda a miles hombres cada año que han sufrido agresiones físicas por
parte de sus parejas y que no forman parte de las estadísticas, por no hablar de
la violencia psicológica».
De acuerdo
con su experiencia, los hombres que sufren las palizas y golpes no se atreven a
denunciar por la ausencia de ayuda y apoyo social, y «el miedo escénico» que
supone hablar de un asunto que hasta hace poco era exclusivamente del ámbito
femenino: «en las comisarías los tachan de calzonazos, los humillan, se ríen de
ellos y en muchas ocasiones no les aceptan las denuncias alegando que es
imposible que una mujer pueda agredir a un hombre. Intentar convencer a un
hombre para que denuncie es muy complicado, supone saltar unas barreras sociales
casi infranqueables».
Superadas
estas barreras culturales, tampoco el asunto resulta fácil, indica Mayo, quien
lamenta el «escaso respaldo judicial» con el que cuentan los hombres
maltratados. Un ejemplo de ello es el caso de Cristóbal G, un sevillano de 36
años, padre de un niño pequeño, que ha soportado la violencia física por parte
de su mujer desde hace más de 10 años y que se armó de valor hace poco para
denunciar.
En la
correspondiente sentencia, el juez le otorgó la custodia del menor a la madre,
por entender que no quedaba suficientemente probado el supuesto delito de malos
tratos pese a los problemas psiquiátricos de la
progenitora.
Chantaje
El chantaje
por parte de las esposas o novias es otro de los malos tratos que denuncia el
colectivo catalán. «Nos llaman muchos hombres atemorizados ante la violencia de
sus mujeres que les amenazan y chantajean con echarles de casa y con quedarse
con la custodia de los niños si denuncian. Desde ejecutivos, profesores de
universidad, hasta albañiles. El miedo a perderlo todo les anula», indica Mayo,
que subraya que «negar a un padre el derecho de ver a sus hijos es el peor de
los malos tratos».
Cuando el
agresor es ella, tampoco el hombre, al igual que la mujer que está siendo
agredida, lo tiene fácil para tratar de defenderse: «si una mujer te golpea, te empuja y te
maltrata puedes lastimarla si tratas de impedirlo porque tienes mucha más fuerza
que ella. La única solución es presentar una denuncia, pero la denuncia puede
volverse contra ti si no tienes un buen abogado que te defienda y ofrezca
pruebas muy evidentes de que has sufrido maltrato», explica Alfredo, de 40 años
de edad, víctima de continuas agresiones de su mujer y miembro de
la
Asociación Hombres Maltratados.
«Ella estaba
convencida de que tenía una amante, le comían los celos si llegaba cinco minutos
tarde del trabajo. Su obsesión se convirtió en una enfermedad, le daban ataques,
me arañaba, me lanzaba objetos y me golpeaba con el móvil en la cabeza, no la
podía controlar», recuerda este hombre maltratado cuya ex mujer tiene prohibido
por orden judicial acercarse al él.
No cabe duda
de que históricamente las relaciones de poder las han ejercido los hombres y que
las mujeres han sido y son las víctimas principales de la violencia. Sin embargo, como
afirma el psiquiatra Luis
Rojas Marcos en su libro «Las semillas de la violencia», si
bien «los hombres, por lo general, son más violentos, las mujeres afligidas por
el delirio de las sospechas pueden ser también brutalmente agresivas». De hecho,
escribe, «los celos son la causa más frecuente de homicidios conyugales
».
Fuente: La Razón, España,
02 de octubre de 2006