NOTIVIDA, Año VII, nº 428, 21 de marzo de 2007

Rosario, Argentina

DÍA DEL NIÑO POR NACER EN ROSARIO

El Arzobispo de Rosario, Mons. José Luis Mollaghan, invitó a los Movimientos y Asociaciones que trabajan a favor de la vida, a las familias rosarinas y a su feligresía en general; a la Misa que presidirá para celebrar la Encarnación del Hijo de Dios y conmemorar el Día del Niño por Nacer, el 26 de marzo por la tarde, en la Parroquia San Miguel Arcángel. Exhortó además a cada una de las comunidades y parroquias de su arquidiócesis a hacer lo propio, incluyendo en las intenciones de ese día, una petición por el Derecho a la Vida, “el primer derecho de una persona”. Y recordó que Juan Pablo II nos ha dicho que en esta sociedad que lleva el signo de "la cultura de la muerte,la comunidad eclesial debe comprometerse más en defender la cultura de la vida”. Aunque todos los "hombres y mujeres sentimos en nuestro interior la voz de la conciencia que nos insta a defenderla con la luz natural de la razón".

A pocos días de que el Gobierno nacional dispusiera el reparto indiscriminado, masivo y gratuito de las “píldoras del día después” –que impiden la implantación del óvulo fecundado en el útero materno, provocando un aborto temprano- el prelado reiteró que antes de la implantación “desde el momento de la concepción, late en el seno materno una vida, que es persona”.  

Las celebraciones de la Semana del Día del Niño por Nacer culminarán en Rosario el 31 de marzo con la IV Marcha del Día del Niño por Nacer, que partirá a las 10:30 hs de la Plaza Pringles (Paraguay y Córdoba).

A continuación el texto completo del mensaje de Mons. Mollaghan:

La solemnidad de la Anunciación del Señor, que celebraremos el próximo lunes 26 de marzo nos invita a tener presente la grandeza del Evangelio de la vida que el Señor vino a proclamar y anunciar, y a reflexionar sobre el profundo valor que tiene para nosotros cristianos el momento de la concepción y la transmisión de la vida. En efecto, al concebir un hijo, el hombre y la mujer son un reflejo vivo de la paternidad de Dios y trasmisores de este verdadero don.

No solo como cristianos o herederos del Evangelio de la vida, estamos llamados a defender la vida y protegerla, sino también como hombres y mujeres sentimos en nuestro interior la voz de la conciencia que nos insta a defenderla con la luz natural de la razón.

Como nos dice el Papa Benedicto XVI "La gramática trascendente, es decir, el conjunto de reglas de actuación individual y de relación entre las personas en justicia y solidaridad, está inscrita en las conciencias, en las que se refleja el sabio proyecto de Dios. Como he querido reafirmar recientemente, creemos que en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad" (Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, 2007).

Desde el momento de la concepción, late en el seno materno una vida, que es persona. Y a su vez, el primer derecho de una persona es su vida. Sólo reconociendo y admitiendo este primer derecho, podemos defender los demás.

No podemos hacer acepción de personas ni discriminar quién debe vivir o quien no, ya que toda vida debe ser defendida y protegida. Una sociedad, en la que deseamos vivir sin intolerancia ni exclusión alguna, la vida debe ser reconocida como un derecho igual para todos.

Pienso en particular en los niños no nacidos, víctimas indefensas del aborto; en los niños que sufren necesidades vitales para su crecimiento, en los ancianos y enfermos que no son atendidos suficientemente, en tantos otros seres humanos y hermanos nuestros marginados y excluidos, en los que sufren o mueren a causa de un modelo de sociedad que lleva el signo de "la cultura de la muerte, en contraste con el mensaje evangélico." (Juan Pablo II, Iglesia en América, nº 63). Ante esta realidad, la comunidad eclesial debe comprometerse más en defender la cultura de la vida (cfr. ibidem).

Por ello, este año, el 26 de marzo, celebrando la Encarnación del Hijo de Dios, y conmemorando el Día del Niño por nacer, recordemos en nuestras parroquias y comunidades el don de la vida, y la defensa de la vida como un derecho para todos, y pidamos por esta intención.

Que la Santísima Virgen del Rosario, Madre del Autor de la Vida, no permita que de ningún modo se hiera o vulnere la dignidad humana de la vida.

 + José Luis Mollaghan, Arzobispo de Rosario

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NOTIVIDA, Año VI, nº 428, 21 de marzo de 2007

Editores: Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río

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