Carta de
SS Benedicto XVI
Con
motivo del Encuentro Mundial de las Familias (Valencia,
2006)
Al Señor
Cardenal Alfonso López Trujillo
Presidente
del Consejo Pontificio para la Familia
El venerado
Santo Padre
Juan Pablo II convocó, el 22 de febrero de este año, el V
Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, España, eligiendo como tema: «La
transmisión de la fe en la familia» y señalando como fecha la primera semana de
julio del año 2006.
Me es grato
renovar la convocatoria de este importante Encuentro Mundial de las Familias. A
este respecto, me propongo alentar, como lo hizo Juan Pablo II, la «estupenda
novedad» (FC 51), el «Evangelio de la Familia», cuyo valor es central para la
Iglesia y la sociedad.
Yo mismo tuve la oportunidad de ser el Relator general de
la Asamblea
Especial del Sínodo de los obispos sobre la Familia, celebrado
en Roma en 1980. Fruto de dicha Asamblea fue la Exhortación apostólica
«Familiaris consortio», que analiza profundamente la identidad y la misión de la
familia, a la que califica como «iglesia doméstica» y santuario de la vida.
Todos los
pueblos, para dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad, no pueden
ignorar el bien precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio. «La alianza
matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio
para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges
y a la generación y educación de la prole» (can. 1055), es el fundamento de la
familia, patrimonio y bien común de la humanidad. Así pues, la
Iglesia no puede dejar de anunciar que, de acuerdo con los planes de Dios (Cf.Mt
19, 3-9), el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras
alternativas.
La familia
cristiana tiene, hoy más que nunca, una misión nobilísima e ineludible, como es
transmitir la fe, que implica la entrega a Jesucristo, muerto y resucitado, y la
inserción en la comunidad eclesial. Los padres son los primeros evangelizadores
de los hijos, don precioso del Creador (cf.GS 50), comenzando por la enseñanza
de las primeras oraciones. Así se va construyendo un universo moral enraizado en
la voluntad de Dios, en el cual el hijo crece en los valores humanos y
cristianos que dan pleno sentido a la vida.
En esta
circunstancia, me complace enviar mi cordial saludo a monseñor Agustín
García-Gasco Vicente, Arzobispo de Valencia, Iglesia particular que prepara este
Encuentro eclesial y que acogerá a las familias del resto de España y de otros
países.
Ya desde
ahora encomiendo al Señor y bendigo a las familias que participarán o se unirán
espiritualmente a dicho Encuentro. Que la Virgen María, Madre nuestra, que
acompañó a su Hijo en las Bodas de Caná, interceda por todos los hogares del
mundo.
Vaticano, 17 de mayo de
2005